GOBIERNO DEL VIRREY TEODORO DE CORIX
Gobierno del virrey Teodoro de Croix
(1784-1790)
Asumió el gobierno en abril de 1784, cuando el nuevo visitador general, Jorge de Escobedo y Alarcón, se aprestaba a implementar en el Perú un nuevo sistema administrativo: las intendencias.
Escobedo, por encargo del Ministro de Indias José de Gálvez, abolió los aborrecidos corregimientos. Los corregidores con su corrupción y despotismo habían provocado muchas rebeliones en América, incluyendo la que lideró Túpac Amaru II. Eran urgente la renovación del sistema administrativo en el Perú con el nombramiento de magistrados selectos y con salarios adecuados.
En 1784 el Perú fue dividido en 7 intendencias (tipo departamentos): Lima, Trujillo, Tarma, Huancavelica, Huamanga, Arequipa y Cusco. Estas juridicciones de gobierno estaban a cargo de los Intendentes, quienes debían velar por la recaudación tributaria y el mantenimiento del orden. La Corona les asignó buenos sueldos, pero les prohibió hacer negocios o repartos mercantiles.
Cada intendencia se dividía en partidos (tipo provincias) que eran administradas por los subdelegados. Estos también estaban prohibidos de hacer repartos mercantiles; sin embargo, la mayor parte de ellos incumplían la ley y cometían tantas tropelías como los antiguos corregidores.
El visitador Escobedo estableció que la Superintendencia de la Real Hacienda pase a manos del Intendente de Lima. Este hecho provocó la reacción del Virrey De Croix, quien consiguió restituir este importante título a su autoridad en 1787.
Otro hecho de gran trascendencia fue la creación de la audiencia del Cusco. Un nuevo tribunal de justicia anhelado por los habitantes sur andinos, reclamado, inclusive, por Túpac Amaru II. Al fin se establecía un órgano de gobierno y de justicia que atendiera las necesidades del Perú meridional. A la vez, la Corona podía controlar la convulsionada y estratégica región.
En marzo de 1790, Teodoro de Croix consiguió el permiso para retornar a España. Antes de partir le entregó el mando al nuevo virrey del Perú, don Francisco Gil de Taboada.
Escobedo, por encargo del Ministro de Indias José de Gálvez, abolió los aborrecidos corregimientos. Los corregidores con su corrupción y despotismo habían provocado muchas rebeliones en América, incluyendo la que lideró Túpac Amaru II. Eran urgente la renovación del sistema administrativo en el Perú con el nombramiento de magistrados selectos y con salarios adecuados.
En 1784 el Perú fue dividido en 7 intendencias (tipo departamentos): Lima, Trujillo, Tarma, Huancavelica, Huamanga, Arequipa y Cusco. Estas juridicciones de gobierno estaban a cargo de los Intendentes, quienes debían velar por la recaudación tributaria y el mantenimiento del orden. La Corona les asignó buenos sueldos, pero les prohibió hacer negocios o repartos mercantiles.
Cada intendencia se dividía en partidos (tipo provincias) que eran administradas por los subdelegados. Estos también estaban prohibidos de hacer repartos mercantiles; sin embargo, la mayor parte de ellos incumplían la ley y cometían tantas tropelías como los antiguos corregidores.
El visitador Escobedo estableció que la Superintendencia de la Real Hacienda pase a manos del Intendente de Lima. Este hecho provocó la reacción del Virrey De Croix, quien consiguió restituir este importante título a su autoridad en 1787.
Otro hecho de gran trascendencia fue la creación de la audiencia del Cusco. Un nuevo tribunal de justicia anhelado por los habitantes sur andinos, reclamado, inclusive, por Túpac Amaru II. Al fin se establecía un órgano de gobierno y de justicia que atendiera las necesidades del Perú meridional. A la vez, la Corona podía controlar la convulsionada y estratégica región.
En marzo de 1790, Teodoro de Croix consiguió el permiso para retornar a España. Antes de partir le entregó el mando al nuevo virrey del Perú, don Francisco Gil de Taboada.